Temas

sábado, 27 de agosto de 2011

¡¿Quién se atreve a juzgarme?!

Pongámosle que yo entiendo que si alguien me brinda un servicio aparentemente gratuito, tengo que bancarme la publicidad.
Pongámosle que termino asumiendo que, cuando miro TV de aire, el contenido que me interesa deberá interrumpirse al menos cuatro veces por hora, para una tanda publicitaria.
Y pongámosle que si uso el servicio de mail "gratuito" y otros, como messenger, youtube, facebook, taringa, en fin.
Pongámosle.

Ahora... ¿Cuál es el límite de la publicidad? ¿Acaso no puedo ofuscarme por abuso y sobreexposición, por más que se suponga que esos supuestos "auspiciantes" son quienes hacen posible mi pseudo-servicio?

Abrís una página web y los banners, carteles luminosos (y tramposos) te saturan todo el contenido.

En la TV de aire existen las famosas PNT (Publicidad No Tradicional). Decí que miro poco, pero cuando algo me interesa ME ENFERMA que hasta dentro del contenido te digan qué comer, vestir, cómo decorar, por dónde pasear, qué película mirar. Si cronometráramos esos programas, en una hora te encontrás con 20 minutos efectivos de contenido. Un fraude.

Pero los colmos no se terminan ahí. ¿Acaso no pago el boleto de colectivo? ¡¿Entonces por qué tengo que estar viendo esas publicidades en las manijas donde agarrarme, en los techos del colectivo, en el vidrio de atrás que me tapa la vista?! Sólo las aceptaría si fueran del Estado que lo subsidia (me fastidiaría pero sería más justo, comparte conmigo el gasto de mi viaje). ¡Exijo ponerle fin a este abuso! Lo mismo en el subte, el tren ¡y hasta los taxis, el otro día viajé en uno que tenía un LCD que pasaba publicidades audiovisuales!. Sres empresarios de transportes: si van a poner publicidad, tienen que bajar el precio del boleto. Punto.

Y el colmo. La TV paga. ¿Acaso no pago para no ver publicidad? ¡No necesito que auspicien nada! ¡Paren de estafarnos! Si es TV paga, POR DEFINICIÓN, no debería haber absolutamente NINGUNA publicidad. A ver si me entienden, sres. del cable, ¡pago para no verla! ¡¡Ladroneessss!!

Así que, estimada audiencia. Si ustedes son pasivas e inocentes víctimas, objeto de escarnio público, tomados como cifras de facturación contra su voluntad y a costo de que les limen la cabeza y alienen sus cerebros liminal y subliminalmente, allá ustedes. 

Yo, ante semejante vejación público-privada contra mi integridad soberana, contra mi derecho a la libertad, a mi salud mental, haciendo uso de mi derecho a elegir, defendiéndome del descuartizamiento compulsivo a mi subjetividad trascendental, empecé a colgarme del cable.

¡¿Y QUÉ?! es poco. Ni siquiera los perjudica como se merecerían: aunque nos colgáramos TODOS, seguirían facturando más que lo que gastan. Pero por algún lugar hay que empezar. Ya estoy investigando la venganza para todos y cada uno de los abusivos asesinos de la inconmensurabilidad del ser.

¡Cuídense, buitres!

domingo, 7 de agosto de 2011

eterna actualidad


Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor
sufre y se destroza, hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón.
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
o un amor que lo engañó;
vacío ya de amar y de llorar
tanta traición...

Si yo tuviera el corazón,
el corazón que di;
si yo pudiera, como ayer,
querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos,
que me gritan su cariño,
los cerrara con mis besos
sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir...
Si yo tuviera el corazón,
el mismo que perdí;
si olvidara a la que ayer
lo destrozó y pudiera amarte...
Me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...

Pero Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte.
Déjame que llore como aquél
que sufre en vida la tortura
de llorar su propia muerte.
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor.
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar...
Pero un frío cruel, que es peor que el odio,
punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor,
maldijo para siempre y se robó
toda ilusión...
Uno
Letra de Enrique Santos Discépolo (1950)
Música de Mariano Mores (1950)

domingo, 24 de julio de 2011

Víctima de la sinceridad brutal

Digamos que en el plano de la sensibilidad, uno puede sentir determinadas cosas intensas (amor, pasión, enojo, tristeza) y son las que, en general, tienen reflejo en el cuerpo (mariposas en el estómago, adrenalina, palpitaciones). Y también puede sentir otras... que podría llamar.... mmm... ¿desoladoras?: vacío, hastío, desazón. En el medio, estarían las... digamos... neutrales: tranquilidad, confort, apacibilidad.

Resulta que éstas podrían encajar, de querer rotularlas, en los distintos tipos de parejas.

Yo no pienso ni siento que haya que tener una relación "sólo si estás intensamente enamorado", y creo que la mayoría coincidiría en que hay muchas otras dimensiones que hacen a una pareja próspera y feliz. Pero aun suponiendo que todos estamos de acuerdo con ésto, me encuentro con que es demasiado difícil ser abiertamente honestos y decirlo. 

Muchas veces el peso de las palabras puede ser aniquilador. 

"Ya no te amo, pero me gustaría que sigamos porque esta pareja me resulta cómoda". ¿¡What?! Imposible. Aún sabiendo que tal vez muchas parejas se encuentren en esa situación, ¿tendría futuro si fueran así de "Brutalmente Honestas"?

Y no lo digo sólo por el "destinatario" de la frase (que, dicho sea de paso, ¡vaya sacudón escuchar algo así!)... sino principalmente: ¿Podemos, nosotros, convivir armoniosamente una vez dichas esas palabras, escuchadas de nuestra boca por nosotros mismos, y puestas sobre la mesa para "hacerse cargo de las cosas como son"?

Ahí suele aparecer algo que yo llamaría Hipocresía Vital, y viene en pos de una supervivencia armónica (cuando se dicen cosas que no se sienten, ó cuando se callan las que se sienten).

No decir "la cruda verdad" no la hace menos cierta. La sensación está ahí, y es así, la manifiestes o no. Pero en esta hipotética situación, las palabras podrían ser el abismo, marcar un antes y un después... y, en general, un "después" en declive.

En una etapa de mi vida (desde que nací, hasta hace un par de años jeje) creía imposible vivir de otra manera que no sea con La Honestidad Brutal, y exigía que así me la devuelvan. Me dolía más notar una hipocresía cortez y amable, que ser interpelada por una honestidad brutal dolorosa y/o cruel. Y pensaba que a todos les pasaba lo mismo.

Pero lo que cambió en este útlimo tiempo es que, intuitivamente (no intencionalmente), se ve que he intentado salirme de ese lugar tan intransigente. Y creo que fue por dos motivaciones principales:

Por un lado, en mi vida "social-general" (no íntima) noté que casi no usaba filtro sintiendo una inimputabilidad que me daba mi "sinceridad". Yo solía aclarar "es mi opinión, no la realidad" pero igual. Agarrate. Por supuesto, aprendí a ser un tanto diferente en esos conextos. Paciencia, estoy aprendiendo.

Pero por el otro lado, en mis relaciones más cercanas (de pareja, de amistad, familiares) donde idealmente uno es como es, se conecta desde lo íntimo, el cariño, el amor, sentía que no había lugar para otra cosa que no sea la Honestidad Brutal mutua. Aun así, yo misma me he sentido muy mal después de sacar a la superficie lo "no dicho". Eso me cambiaba a mí, y cambiaba a los demás, y a veces yo no buscaba ese cambio, sino un simple "hacernos cargo" y continuar. Para mí sí se podía construir desde ahí. Pero parece que no siempre... o no con todos. Y es muy doloroso. Sentís que rompés algo.

Entonces, hoy me pregunto (sobre mí misma): 

Si no soy religiosa, si condeno muchos de los valores morales que nos han intentado inculcar, si no creo que exista "Una Verdad" sino un devenir de complejidades enredadas. ¿Qué hace que sea tan empecinadamente sincera, intente analizar todos mis sentidos y razones, quiera interpretar los ajenos, y promulgue y exija la honestidad brutal?

¡¿Qué pasa conmigo?! ¿Qué fetiche tengo con la supuesta honestidad/sinceridad?

Y la respuesta, es la revelación:

No es que esté convencida de que la honestidad brutal sea lo mejor. Es que intenté ser de otro modo y ví cómo me carcomo por dentro, me hace sentir incómoda, rara, inquieta, incompleta. Me siento dentro de una farsa, y que aporto a ella... Una espectadora incrédula, o una mala actriz desencantada, descentrada, artificial. Me siento que no soy.


Hoy me di cuenta: no soy una promotora de la "Honestidad Brutal", sino una amputada de la otra habilidad, una minusválida de cierta destreza social, una persona que NO TIENE LA CUALIDAD de poder vivir en la armoniosa Hipocresía Vital.

sábado, 16 de julio de 2011

DANIEL REDOBLA LA APUESTA PARA LA SEGUNDA VUELTA

Luego de digerir los resultados de las elecciones porteñas, el candidato minoritario no se resigna y redobla la apuesta: contrató a un consultor guatemalteco que lo asesorará en vísperas de la segunda vuelta.

El prestigioso publicista y especialista en marketing, Lic. Bland Bigote, no se amedrenta ante la tarea faraónica que tiene por delante: dar vuelta los resultados obtenidos, y llevar a Daniel a la Jefatura de Gobierno.

"Hay que leer el contexto, conocer el territorio y diganosticar la situación antes de planificar una campaña electoral", afirma Bigote, y continúa "la elección efectuada, es nuestro insumo principal. Hay que leer en los hechos lo que la gente quiere, escuchar lo que la gente le dice en la calle a Mirtha, Susana y Lilita. Hay que entender al electorado para poder seducirlo".
Basándose en estos datos concretos, afirma que siguiendo 5 pasos simples se puede ganar la elección: Despersonalizar y Despolitizar la campaña, Despartidizar el discurso, No argumentar ningún tipo de afirmación, jamás mencionar ninguna gestión exitosa anterior ni proponer plan de gobierno.

Recalca que no sólo el candidato a Jefe de Gobierno debe seguir estas indicaciones, sino todas las colectoras, simpatizantes y militantes. "Al electorado hay que darle lo que quiere, y el porteño se manifestó en esta fiesta de la democracia".

Las claves

Bland, en entrevista exclusiva, revela las principales líneas de acción del nuevo plan de campaña:
  • Mencionar lo menos posible al candidato. Y cuando esto fuera estrictamente necesario, jamás llamarlo por su apellido, sino por su nombre de pila.
  • Jamás deberá mencionarse a Perón, Evita, Cámpora, Kirchner, ni a ningún referente político que haya transitado por el peronismo ó el justicialismo.
  • Queda terminantemente prohibido utilizar, tanto en los discursos masivos como en discusiones de bares y taxis, los términos "inclusión", "distribución de la riqueza", "pobres", "social", "viviendas". 
  • El candidato no deberá proponer ninguna medida de gobierno, sino que sólo se limitará a decir frases positivas y sin contenido, al estilo "el porteño es muy inteligente", "el porteño es solidario", "el porteño es bueno", y frases que contengan los términos "lindo, bien, juntos, podemos, bienvenido, etc".
  • En los actos de campaña a los que asistan los medios, quedará totalmente prohibido el término  "compañero" y mencionar a la presidenta como "compañera". 
  • Los cánticos partidarios ó con musicalización de cancha, se reemplazarán por melodías reconocidas por el electorado, como las que se usan en los carnavales carioca de las bodas. 
  • Los colores, insignias, símbolos, banderas y carteles que representen una historia política, absolutamente prohibidos. En síntesis, desterrar todo lo que implique la famosa "liturgia peronista".
  • Jamás se repartirá alimento (pancho, choripán) ni bebida (coca) a los asistentes a los actos. En caso estrictamente necesario, se permitirá sándwiches de miga y agua saborizada.
  • Ninguna locación donde se reunan los simpatizantes deberá tener parket, ni fuentes de agua en las inmediaciones de los bunkers.
Bland Bigote se muestra optimista, pero teme no poder cumplir el requisito imprescindible que llevaría a Daniel a la jefatura "No logro persuadirlo en que acceda a afeitarse la barba" comenta ensimismado.

    miércoles, 13 de julio de 2011

    Un mundo maravilloso

    Resulta que te querés comprar algo que vale... digamos... un tercio de tu sueldo.
    Fácil. Ahorrás, digamos, el 10% de tu sueldo por tres meses, y te lo comprás. 
    Si es algo más caro, ahorrás más meses.

    Pero no.

    Resulta que te mandaron sin que pidieras una tarjeta. Que encima te dice que te ahorrás no sé cuánto en comprarte eso que querés. Y decís bueno, la uso para comprarme ésto así ya lo tengo ahora.

    ¿Ansiedad? No sé.

    Pero resulta que esa tarjeta también te da un 20% de descuentos en libros, y como sos tan viva, lo aprovechás. Notando que hacía años que no te comprabas uno nuevito y en un negocio que al menos tuviera tarjeta, te comprás dos, y dos para regalar. Hay que aprovechar el 20%.

    Qué bien. Vas bien.

    Y ahora hay un descuento en calzado para el día del padre, y comprás dos pares. Claro que son para vos y no para tu papá, pero vos necesitabas justo justo... ¡y te descuentan el 30%!

    Avanti. ¡Cuánto que ahorrás! Encima te lo detallan en la tarjeta. ¡Sos re viva!

    Es que te urge. Te urgía antes de los libros y los zapatos pero te costaba mucho ahorrar tantos meses... es otra cosa que sale un poco más del 50% de tu sueldo, y hay que amueblar el departamento. Te mudaste hace un par de años y todavía no lo tenés completo. ¡Y ésta es la oportunidad!

    Clink.

    Entonces te encontrás con todas esas cosas que jamás hubieras podido pagar en un mes. Tal vez tendrías que haber ahorrado más de un año. Pero las bondades del endeudamiento te han tocado con la barita.

    ¡Cuanta magia!

    Lo cierto es que ahora, rodeada de tus cosas que no podrías saldar en un pago... ¡todavía tenés capacidad de tarjetear! ¡Ésto sí que es el paraíso fiscal!

    Jamás fuiste de entusiasmarte con las compras. Ni vidrieras mirabas.
    Y ahora te encontrás controlándote para no mirar más vidrieras, ni chusmear, aún sabiéndolo mentiroso, el nuevo porcentaje de descuento.

    Un amigo, que sigue por los sanos y tradicionales métodos del ahorro previo, te pregunta: "¿dónde estará la trampa? ¿qué ganarán estas empresas, que hacen tantos descuentos?" 

    Y le respondés: ¡sencillo! venderte lo que jamás te hubieras comprado de haber tenido que ahorrar un año para ello.

    sábado, 11 de junio de 2011

    ¿Lo primero es la familia?

    - ¡Hola, pipistrella! ¿Cómo anda esa hijita mía que tanto me llama todos los días?

    - Hay, mamá. Sabés que soy colgada. ¡Además siempre me llamás justo cuando estoy a punto de marcar tu teléfono! 
    (risas de ambas)

    - Bueno, pipis. Te cuento rapidito porque sé que siempre estás a las apuradas. Estoy colaborando en juntar firmas para darle apoyo a (Tal) por todas las cosas injustas y mentirosas de lo que se lo acusa. ¿Vos además de firmar, podrías colaborar en difundir ésto, y de conseguir más firmas?

    - ¿Qué? ¿Pero ud. es mi madre? (risas). Ay, mamá. Sabés que en estos temas opinamos diametralmente opuesto. 

    - ¡Pero hijis! Yo te digo que me apoyes a mí, a juntar estas firmas. Sabés todas las cosas buenas que hizo este hombre, y ahora lo acusan injustamente y están diciendo un montón de mentiras.

    - A ver, mamá. Yo no sé qué cosas buenas o malas hizo, pero estamos discutiendo otra cosa. ¡Y no quiero que entremos en esa discusión! Lo que yo te digo, es que no sé por qué me pedís ésto a mí.

    - Te lo pido porque sos mi hija, y para que me ayudes en ésto. ¿Vos te creíste todas esas mentiras que se dicen de él? ¿Querés decir que yo soy capaz de apoyar a alguien que hizo esas atrocidades de las que se lo acusa? Si pensás eso, me estás insultando a mí.

    - Yo no digo eso, ni digo nada. Lo que te pregunto es por qué me lo proponés a mí. ¡Hasta es provocativo! Pedile colaboración a gente que piensa como vos y listo. Yo no te juzgo a vos, pero respetá mi manera de pensar.

    - Con eso querés decir que yo sería capaz de defender a alguien que hizo esas atrocidades. Me insulta y me duele. Yo te pido colaboración porque sos mi hija, y te lo pido como madre...

    - Basta con ésto. Yo no sé nada. No voy a firmar y listo. A ver si me explico: si en algún momento yo necesito ayuda para sacar de la carcel a algún amigo que fuera "subversivo ponebombas" como podrías decir vos, ¡no te voy a pedir ayuda justo a vos! ¿Se entiende? Respeto tu postura, no voy a intentar persuadirte que dejes de hacerlo, pero vos respetá la mía. ¡Lo que a mí me ofende es que subestimes mi punto de vista!

    - ¡Es más que un punto de vista! ¡Somos madre e hija! ¿Cómo no me vas a apoyar? ¡¿Deste tu punto de vista yo estoy apoyando a un delincuente?! Que yo te lo pida debería ser garantía de que no lo es. ¿O dudás de mí?

    - Basta, mamá. Mejor hablemos más tarde porque esto se va a poner más feo. No voy a firmar, punto. Eso no nos hace menos madre e hija, ni que te quiera menos.

    - Ay, pipis (la voz entrecortada) no lo puedo creer.
    - Chau, má. Hablemos mañana.
    -Chau.

    5 minutos después, vuelve a sonar el teléfono:

    - Sólo para decirte una cosa (claramente, estaba llorando). Si vos me pidieras ayuda para sacar de la cárcel a un amigo tuyo subversivo y ponebombas, yo te ayudaría. Porque sos mi hija antes que todo lo demás.

    - Bueno, mamá. 
    - Sólo para decirte eso.
    - Está bien, mamá. Chau, un beso.
    Corto. 

    El primer y espontáneo pensamiento que se me vino inmediatamente a la cabeza, fue en forma de respuesta que jamás le dije, y vendría a ser algo así:

    "¿Me querés correr por el lado de la culpa? si justamente en esa última afirmación que te sonará tan estoica, es donde queda claro en qué somos estructuralmente distintas vos y yo. El vínculo sanguíneo, para mí, no te exhime de todo lo demás. Todos los asesinos y personas desdeñables para la humanidad tuvieron madre, padre, familiares, y cualquiera de nosotros podría haber sido pariente de uno de esos. Si tengo una convicción (como vos la tuya) sobre algo serio, por el vínculo no la traicionaría. No dejaría de lado mis valores. Con tu afirmación dejás en claro que vos, por mí, sí: defenderías a alguien de quien pensarías que 'puso bombas y mató niñitos inocentes' si yo te lo pidiera. Eso no es estoico, es egoísta."

    Hoy, muchos años después, me pregunto: ¿seguiré pensando así en el caso de que tenga un hijo? Esa incondicionalidad ó lealtad familiar (el vínculo sanguíneo antes que cualquier otro valor que considero universal), ¿podría despertarse en mí, con todo lo que lo detesto, si no se tratara de otros parentescos sino de mi propio hijo?

    Pero también me queda una certeza: en esta cuestión, es preferible tener una mamá como la mía, a tener una hija como la suya... o sea, una hija como yo.

    Te quiero, má.

    domingo, 5 de junio de 2011

    Yo, mi máquina del tiempo

    Tengo una cualidad por la que muchos matarían, pagarían, venderían su alma al diablo. 


    Tengo la cualidad de viajar en el tiempo.


    Apenas descrubrí que tenía este "super-poder" (allá por mi adolescencia), tuve que sumirme en una profunda reflexión sobre sus cualidades, alcances y limitaciones. Y para ser breve, enumeraré las tres principales que fui aprendiendo con la práctica:

    • Abusar de los viajes en el tiempo, pude llevarte a la parálisis. A ser un vegetal. Es por ello que requiere de una gran lucidez y sentido de equilibrio, para no correr tal trágico riesgo. Y de una muy madura aceptación de la vida para poder dicernir qué cosas importanes merecen el viaje al pasado (o al futuro) y qué cosas no.
    • El alcance de mi cualidad es que funciona sólo con las acciones de las que yo soy responsable directa. No puedo ir al pasado y tener la certeza de cambiar lo que otro ha hecho. Pero no es poco, si tomo conciencia de todas las acciones que dependen/dependieron de mí, inclusive de mi persuación hacia otro. 
    • La limitación: en el viaje hacia el pasado, el período de tiempo topa con el día en que uno tomó conciencia de que tiene este "super-poder". Yo lo he adquirido, como conté, en mi adolescencia y casi entrando a la juventud: lo que significa que no puedo viajar hasta mi niñez, por ejemplo. Hacia el futuro, el período es ilimitado.

    MIS VIAJES

    Hasta el momento he viajado tres veces al pasado, y me encuentro dudando si realizar un cuarto viaje, pero esta vez al futuro. Son muchos, si tenemos en cuenta el esfuerzo que conlleva, y el riesgo que conté sobre la primer cualidad.

    En el primero, evité que nos violaran a dos amigas y a mí. Viajé a aquel auto donde habíamos subido haciendo dedo, y llegué en ese preciso momento donde el tipo que nos venía sacando información y preguntándonos sutilmente sobre nuestras experiencias sexuales, estaba desviándose de la ruta a la que habíamos dicho queríamos ir. A la escena que arribo es en la que él ya había mencionado que tenía un revolver para defensa personal, y que nos recomendaba ir a otro lugar, por eso se desviaba por aquellos pastizales. En lugar de quedar paralizada como venía, simulé una descompensación, que me sentía mal, exigí que parara el coche. Una vez abajo de ese auto que se trababa por dentro y sólo se abría por fuera, me negué a volver a subir. Abrí las puertas de mis amigas y las increpé seriamente a bajar. El desenlace fue feliz.

    En el segundo viaje, evité que no cayéramos desde un precipicio. Me materialicé el día trágico a las 20 hs, cuando estábamos a punto de subir al auto luego de haber estado tomando cerveza desde el mediodía. Iríamos, desde Villa Gral. Belgrano hacia La Cumbresita aunque el conductor (ni ninguno de nosotros tres) podía mantenerse en pie. En ese estado, donde la voluntad es casi nula y uno prefiere no pensar, insistí con más énfasis en no viajar, pero el dueño del auto se pone agresivo y dice que me calle y suba. No podía optar por "salvarme yo" y quedarme, así que fui con todas mis alertas posibles anunciando "¡viene auto!" "¡una curva!". El copiloto reía, mi amiga dormia, el conductor obedecía, serio, cual si lo manejara por control remoto (excepto en reducir la velocidad). Evitamos la curva fatal, aunque más adelante derrapamos en una curva inocente, con banquina de llanura.

    En el tercer viaje, evité quedar embarazada. Viajé y llegué a aquel hotel donde estaba con él. Enredada en aquella relación desquiciada e inconciente, y donde no me había importado ninguna consecuencia que deviniera de su deseo, esta vez pude decirle que no. Que nos cuidaríamos a riesgo de que él me dejara. Éste fue el viaje más difícil, pues al arribar a aquella situación uno la siente tal cual la sentía en ese entonces: desdibujada por completo y entregada a él, decirle que no fue una de las cosas más valientes que hice en mi vida.

    Ahora me encuentro evaluando la posibilidad de viajar al futuro. Pero los viajes requieren de una gran energía y concentración, y ando medio baja de voluntad. Resulta que me gustaría revertir ese "cursé todas las materias pero nunca me recibí", ese "hubiera adorado ese puesto de trabajo, pero no tengo el título". El tema es que me está costando mucho enfocarme para el viaje. Años. Este viaje que, como todos los otros, sólo dependen del presente...

    De la inconmesurabilidad mágica del presente. De la revelación que el presente significa, como único momento de acción posible y real. De hacerse cargo de ese Poder con mayúscula e ilimitado. El único momento y espacio que habitamos y donde podemos cambiar las cosas. 

    No somos producto de un pasado muerto e inmodificable. Sino fruto de nuestros "presentes" consecutivos.

    Sólo basta arribar a, desde lo más íntimo, racional, emocional y espiritual, tomar plena conciencia del poder del presente. Y actuar.

    viernes, 6 de mayo de 2011

    Trascendencia de lo diminuto

    Hablaba divertida, sonriente, mirándome de reojo mientras sus manos no se distraían ni un segundo en lavar los platos. Yo le miraba las manos y no los ojos: mojando su esponja en un tachito que contenía detergente y agua (para ahorrar) luego fregaba los vasos por todo el perímetro donde se posan los labios, luego todo el interior dando una o dos vueltas, luego por fuera con la misma intensidad, y finalmente la base. El mismo metodismo ponía en depurar de todo rastro maligno los cubiertos, tanto del extremo de contacto con la comida, como del mango. Y los platos, cacerolas, recipientes de todo tipo: borde, interior y exterior.

    Terminaba lavando rápidamente la pileta y la mesada. Secaba todo y nada la había interrumpido de nuestro diálogo de cosas importantísimas e imprescindibles, trágicas ó exultantes.

    No teníamos más de 9 años.

    Yo jamás había lavado los platos más que para jugar a que colaboraba en mi casa. Ella, anteúltima de cuatro hermanas mujeres, tenía un calendario de quehaceres domésticos inquebrantable. Todas hacían todo en esa casa que el padre había abandonado y donde la madre trabajaba y, cuando volvía, supervisaba. Lavaban la ropa, limpiaban y en-ce-raban los pisos, hacían las camas, limpiaban los muebles con lustramuebles y el baño con lavandina.

    Toda mi vida vi lavar los platos a mi mamá, a mi abuela, a la señora que ocasionalmente limpiaba en casa, a mi papá, a mi tía. Jamás me había detenido en observar sus métodos aunque obviamente, los había visto millones de veces más que a mi amiga... Pero recuerdo esta escena de Nadia hasta con el color de los azulejos, la disposición de la mesada, la cocina, la mesa redonda con el mantel de plástico, el cuadrito de la pared de atrás, su sonrisa mientras me hablaba, sus manos automatizadas como si fueran independientes del resto de su cuerpo, incorruptibles y al borde de la obsesión.

    Nunca más, hasta el día de hoy, pude lavar los platos de otra manera. Y  más de una vez, mientras lavo automáticamente, me viene esa foto a la cabeza.

    domingo, 24 de abril de 2011

    Sexo explícito

    He notado que para ciertos temas, hay una lista predeterminada de preguntas permitidas. Una suerte de consenso sobre qué aspecto mirar de determinada situación, que nos condiciona al punto de anular la posibilidad de OTRAS miradas... de mirar OTROS aspectos... Y muchas veces, hasta condiciona nuestra propia experiencia, pues como la realidad es inabarcable, vamos hacia ella por donde nos han enseñado a mirar.

    El sexo no es la excepción.

    • ¿Te preguntan por el tamaño? ¿Que si grande ó pequeña, larga ó ancha?
    Casi nadie te pregunta por la solidez... ¿dura ó blanda?

    • ¿Que es un problema que sea precoz?
    Casi nadie pregunta si no será un problema que dure hora y media todas las veces.

    • ¿Sos mujer, y te han preguntado si alguna vez simulaste un orgasmo?
    Casi nadie le hace esa pregunta a los hombres... ¡y ellos también pueden! mirá.

    • ¿Sos hombre y en una reunión has visto cómo las mujeres bromean sobre el tamaño y/o forma de los hombres?
    Pues yo no he visto que los hombres bromeen con los tamaños, formas, colores y olores de las mujeres. 
    ¡Muchachos, ahí tienen material de sobra para vengarse!

    • ¿A algunos hombres los deserotiza que la mujer le ponga un nombre infantil a sus partes? Sean nombres propios ó simplemente "pito", "pene", "pipí", "pitulín"?
    A muchas mujeres las deserotiza que la llamen "cajeta", "argolla", "almeja" y otros tantos...

    • Un tema de casi consenso universal es que no está bueno hacerlo con preservativo.
    Pero casi nadie aprecia el placer que da, con la tranquilidad de estar cuidándose, poder acabar adentro.

    • ¿Sos hombre y te preocupa tu tamaño?
    Pues las mujeres vamos tranquilas sólo porque no nos han enseñado a compararnos. ¡Relajate!



    Me interesó ésto de las "OTRAS preguntas", y ahora voy por más. 
    Teniendo en cuanta que sólo aparecen si dejamos las teorías preconcebidas y vamos  directo a la experiencia sin pre-conceptos, sin prejuicios, sin acordarnos lo que se debe mirar ahí... ¡A practicar se ha dicho!

    Todo sea por la indagación cienífica...

    miércoles, 13 de abril de 2011

    la regresiva en CERO

    Casi por casualidad recordé este tema de mi blog y me pregunté ¿por qué día irá esta cuenta regresiva de los 258 días en que me propuse iniciar la Tesis?

    Me volví loca pero googleando encontré un modo de hacer la cuenta. Me entretengo descifrándolo y... ¡no puede ser! ¡hoy es justo justo el día CERO!

    En fin. Nada que agregar sobre este fracaso de forzarme a partir de una meta que ni yo me creía... no encontré motivación para hacerla, y lo único que me queda es asumirlo con dignidad:

    He hecho toda la carrera, pero jamás me recibiré.

    No es una expresión de deseo, claro. Pero siempre me costó eludir la realidad... y no puedo engañarme más. Si no tengo conducta ni disciplina, ¿cómo se supone que un día milagrosamente este la Tesis terminada?

    Pero no es todo... tengo una fatídica confesión pendiente, y es que he mentido. No sólo debo la tesis, sino también una materia. Se vé que para abandonar las cosas justito antes de que terminen, soy infalible: abandono antes de rendir la última materia, y antes de rendir el final de la carrera. Pero prefiero abandonar, que vivir en un autoengaño.


     Si. Me rindo.
    Y me la banco.

    martes, 8 de marzo de 2011

    ¡Confiecen, hombres!

    Su energía y mirada seductora se habían cruzado con mi etapa insípida... quién hubiera dicho que todo ésto iba a terminar con un descubrimiento descomunal sobre el sexo masculino.

    Me encontraba en uno de esos momentos donde te preguntás si tu deserotismo será crónico ó sólo responderá al período de duelo de tu última relación: no tenés ganas de salir, ningún hombre te gusta, todo te da igual y sólo ves los días pasar como si fueras un mueble. Y pasa cierto tiempo donde ya no duele tanto el último velado, pero tampoco te desvelás.

    Mis amigas me sacaron con espátula y con un argumento irreprochable: otros amigos tocaban esa noche. Me costó bastante salir pero me puse feliz al llegar:  música de mi estilo, ambiente agradable, gente copada. En un paneo general, mi campo visual choca con su mirada fulminante. Era este chico que hacía con los ojos lo que muchos no saben hacer ni con las manos. Eludir esa mirada por sentirme intimidada no significó que me haya pasado inadvertida.

    Buscó el momento de ponerse al lado mío y me sacó a bailar. Así nomás, como divertidos, sin grandes habilidades ni midiéndonos la destreza.

    No tardé en confirmar que, por más lindo y seductor que fuera, era bastante menor que yo. Eso pasó a ser anecdótico cuando su invitación a irnos del lugar y mi yo-insípido que susurraba "por fin estás saliendo del closet", se encontraron en la esquina, envueltos en esas suave atmósfera que generó la cerveza que me había invitado.

    "Mirá, no lo tomes a mal pero acabo de cortar una relación y no quiero estar con nadie" le dije.

    Pasaron meses en los cuales muy de vez en cuando enviaba un mensaje nada invasivo pero simpático, ó atinado, ó creativo. Me-ses. Finalmente, más convencida que seducida, accedí. Tuvimos dos o tres citas inocentes y yo que no quería otra cosa. Antes de salir de casa pensaba "bueno, hoy es el día. tengo que romper con este duelo de una vez" pero cuando nos encontrábamos, mi convicción se desvanecía.

    Hasta que llegó el día de la revelación.

    Justo en la salida menos original y más fría de todas, vuelve a invitarme a "irnos a otro lugar" y yo, más como ejercicio personal que por deseo visceral, accedí.

    Debo confesar que lo que descubrí esa noche jamás se lo conté a nadie, pues ni yo me permitía pensar que fuera posible. Tuvimos una primer escena agradable: todo muy lindo y muy bien pero nada sorprendente ni destacable (ni para bien ni para mal). Normailta, digamos. Y en la segunda escena... ta tannn ta taannnn... recién hoy reacciono que... ¡¡fingió el orgasmo!! ¡¡si, un hombre!!

    Luego de unos sonidos sutilmente diferentes a los de la primer escena, el jóven en cuestión cubrió su intimidad de manera sospechosa, y se fue al baño. Reacción muy distinta a la que había tenido en la primer situación. Y además su inocente mirada culpable al volver me lo habría confirmado si es que yo me hubiera atrevido a sospecharlo en ese momento.

    Hace muy poco un hombre me confesó que lo ha hecho alguna vez, y ahí terminé de aceptar que yo mismísima había sido espectadora de tal espectacular actuación. ¿Es posible que el hombre finja un orgasmo? ¡Pues claro!

    Señores productores y conductores de Magazines radiales y televisivos: basta de preguntar sobre este tema a las mujeres. Vamos, queremos que confiecen. Estoy segura que ésto es más común de lo que podemos imaginar. A ver si la igualdad de género, también llega para las situaciones vergonzosas...

    Por mi parte, este único encuentro íntimo que tuve con él hubiera pasado totalmente inadvertido si no hubiera sido por semejante revelación.

    Resultó ser mi "salida del closet", al cuadrado.

    martes, 11 de enero de 2011

    el Wikipedia de las relaciones íntimas

    En cuanto a relaciones íntimas, hay sólo dos momentos que tienen un término muy claro para definir la situación:

    Solo/a: soltero, suelto ó libre / en la actualidad, dícese del período en que la persona no tiene ningún tipo de relación íntima con otra. Sinónimos: solo como un hongo.

    En pareja: que está de novio/a, conviviendo ó casado/a / en la actualidad, dícese de la persona que mantiene una relación formal.

    Pero la verdad es que uno recurre al diccionario cuando tiene dudas sobre un término / idea / concepto. Y ahí, cuando querés consultar qué término le equivale a equis relación que se define por omisión (ni sola, ni en pareja) te das cuenta que no existe. Que hay que ir al revés, de la definición al término. Y muchas veces no se encuentra el término. Y cada definición, es diferente.

    Propongo un Wikipedia de las relaciones, donde vayamos entre todos aportando términos para los distintos tipos y estilos... y también, aportando más y más tipos de relaciones. Por ejemplo:

    ...................: relación donde ambas partes saben que jamás serán pareja, pero la pasan muy bien teniendo sexo. Se gustan en la intimidad pero la compatibilidad, gustos en común ó temas de conversación pueden llegar a ser nulos.

    ...................: relación donde se establece cierto cariño, una afinidad, algunos gustos en común, pero que sexualmente es aburridísima. Aun no se pasa a otro estadío porque íntimamente temen no poder remontar la situación a futuro.

    ...................: relación donde ambas partes se están conociendo y viendo qué onda. Se agradan, la pasan bien juntos, pero aun no encajan en ningún otro tipo de definición. Esta puede terminar así, ó ser un estadío previo de una futura relación formal. Como estadío, no tiene tiempo promedio de duración, pero puede tornarse extraño si se extiende a muchos meses sin otro tipo de definición.

    Todos hemos transitado alguna de éstas, ó todas. Y sabemos que son de lo más natural. Ahora, en los ámbitos que no son los del chusmerío con las amigas, estas relaciones suelen aparecer como oscuras ó turbias.

    ¿Será por la falta de un término bonito para cada una, que aparecen como clandestinas?

    Las respuestas para salir del apuro ante la pregunta "¿Estás con alguien?" en los ámbitos formales (un almuerzo de trabajo, una cena familiar) suelen ser dos: 
    1) "y... algo hay" - aunque he notado que esta frase, en general, la dicen quienes están verdaderamente Solos.
    2) "no, no estoy con nadie" - cuando en realidad "algo hay, pero nada formal".


    ¿O será porque son de ese ámbito "informal", que carecen de término especifico?

    Por el momento, propongo que le pongamos un nombre a cada tipo de relación. Que sean lindos, interesantes pero divertidos, elegantes pero cancheros, alegres y formales a la vez. Nombres que sirvan para publicar y sacar tan naturales devenires de su clandestinidad.

    Después de todo, qué lindo momento el de la exploración entre un "sola" y un "en pareja"... ¿o no?

    domingo, 2 de enero de 2011

    Ecuación sobre la infidelidad

    Hay una ecuación básica por la que todas, creo, hemos transitado en algún momento:

    A: todas las cornudas confiaban en su pareja
    B: yo confío en mi pareja
    A + B = ¿seré una corunda?

    Resulta que el personaje "infiel" es el más fácil de decodificar a la distancia, pero el más difícil de ver cuando se lo tiene frente a las narices. Y por culpa de este personaje, es que recae sobre casi todos los hombres la sospecha eterna. Nadie quiere ser la bol(corn)uda de la historia, pero tampoco quiere andar sospechando de todo hombre que le dice que no le miente (como dicen los infieles). Digamos que es una paradoja con la que las mujeres nos hemos habituado a convivir... e intentamos (algunas) transitarla en armonía sin caer en la locura.

    Pero

    ¿qué pasa con los hombres infieles? Algo muy curioso.

    Ellos coquetean con toda mujer que se les cruza. Como si se pusieran a prueba frente a todo espécimen femenino, despliegan sus armas de seducción en todo momento y lugar... excepto en la casa.

    Muchos hasta miran y hacen gestitos a la mujer que pasa por la vereda de enfrente, mientras van de la mano de su pareja. Lo más curioso de estos tipos es que si tuvieran de la mano a esa mujer de enfrente, estarían haciéndole gestitos a la de ésta vereda, o sea, a su pareja.

    Parece que Foucault tenía razón: todo es un tema de posición. La fantasía, por definición, está afuera. A los infieles no les importa quién sos, les importa dónde estás. Y si estás tranquilita en su casa, olvidate que fantasee con vos.

    Creo que, siguiendo esta bestial generalización, los hombres fieles pasan también por estos dos estados (el de desplegar todas sus armas de seducción, y el del desinterés de lo conquistado) pero con la misma persona en las distintas etapas de la relación.

    A ellos, cuando están en pareja, los entusiasma pensar en las mujeres que no tienen. La fantasía es ser infiel. Lo divertido mirar a las mujeres que pasan enfrente.

    A ellas, cuando están en pareja, las entusiasma conquistar y reconquistar a su pareja. La fantasía es poder realizarla con su pareja. Lo divertido lo piensa en función de él.


    Conclusión: el hombre siempre está en ventaja, aunque sea el que piense hacia afuera.
     
     ¿Cómo es posible que prosperen estas parejas?
    ¿Ella mirando adentro, él mirando afuera?


    Creo que de una sola manera: cuando ella aprende a hacerse la boluda.