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sábado, 27 de agosto de 2011

¡¿Quién se atreve a juzgarme?!

Pongámosle que yo entiendo que si alguien me brinda un servicio aparentemente gratuito, tengo que bancarme la publicidad.
Pongámosle que termino asumiendo que, cuando miro TV de aire, el contenido que me interesa deberá interrumpirse al menos cuatro veces por hora, para una tanda publicitaria.
Y pongámosle que si uso el servicio de mail "gratuito" y otros, como messenger, youtube, facebook, taringa, en fin.
Pongámosle.

Ahora... ¿Cuál es el límite de la publicidad? ¿Acaso no puedo ofuscarme por abuso y sobreexposición, por más que se suponga que esos supuestos "auspiciantes" son quienes hacen posible mi pseudo-servicio?

Abrís una página web y los banners, carteles luminosos (y tramposos) te saturan todo el contenido.

En la TV de aire existen las famosas PNT (Publicidad No Tradicional). Decí que miro poco, pero cuando algo me interesa ME ENFERMA que hasta dentro del contenido te digan qué comer, vestir, cómo decorar, por dónde pasear, qué película mirar. Si cronometráramos esos programas, en una hora te encontrás con 20 minutos efectivos de contenido. Un fraude.

Pero los colmos no se terminan ahí. ¿Acaso no pago el boleto de colectivo? ¡¿Entonces por qué tengo que estar viendo esas publicidades en las manijas donde agarrarme, en los techos del colectivo, en el vidrio de atrás que me tapa la vista?! Sólo las aceptaría si fueran del Estado que lo subsidia (me fastidiaría pero sería más justo, comparte conmigo el gasto de mi viaje). ¡Exijo ponerle fin a este abuso! Lo mismo en el subte, el tren ¡y hasta los taxis, el otro día viajé en uno que tenía un LCD que pasaba publicidades audiovisuales!. Sres empresarios de transportes: si van a poner publicidad, tienen que bajar el precio del boleto. Punto.

Y el colmo. La TV paga. ¿Acaso no pago para no ver publicidad? ¡No necesito que auspicien nada! ¡Paren de estafarnos! Si es TV paga, POR DEFINICIÓN, no debería haber absolutamente NINGUNA publicidad. A ver si me entienden, sres. del cable, ¡pago para no verla! ¡¡Ladroneessss!!

Así que, estimada audiencia. Si ustedes son pasivas e inocentes víctimas, objeto de escarnio público, tomados como cifras de facturación contra su voluntad y a costo de que les limen la cabeza y alienen sus cerebros liminal y subliminalmente, allá ustedes. 

Yo, ante semejante vejación público-privada contra mi integridad soberana, contra mi derecho a la libertad, a mi salud mental, haciendo uso de mi derecho a elegir, defendiéndome del descuartizamiento compulsivo a mi subjetividad trascendental, empecé a colgarme del cable.

¡¿Y QUÉ?! es poco. Ni siquiera los perjudica como se merecerían: aunque nos colgáramos TODOS, seguirían facturando más que lo que gastan. Pero por algún lugar hay que empezar. Ya estoy investigando la venganza para todos y cada uno de los abusivos asesinos de la inconmensurabilidad del ser.

¡Cuídense, buitres!

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