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domingo, 2 de enero de 2011

Ecuación sobre la infidelidad

Hay una ecuación básica por la que todas, creo, hemos transitado en algún momento:

A: todas las cornudas confiaban en su pareja
B: yo confío en mi pareja
A + B = ¿seré una corunda?

Resulta que el personaje "infiel" es el más fácil de decodificar a la distancia, pero el más difícil de ver cuando se lo tiene frente a las narices. Y por culpa de este personaje, es que recae sobre casi todos los hombres la sospecha eterna. Nadie quiere ser la bol(corn)uda de la historia, pero tampoco quiere andar sospechando de todo hombre que le dice que no le miente (como dicen los infieles). Digamos que es una paradoja con la que las mujeres nos hemos habituado a convivir... e intentamos (algunas) transitarla en armonía sin caer en la locura.

Pero

¿qué pasa con los hombres infieles? Algo muy curioso.

Ellos coquetean con toda mujer que se les cruza. Como si se pusieran a prueba frente a todo espécimen femenino, despliegan sus armas de seducción en todo momento y lugar... excepto en la casa.

Muchos hasta miran y hacen gestitos a la mujer que pasa por la vereda de enfrente, mientras van de la mano de su pareja. Lo más curioso de estos tipos es que si tuvieran de la mano a esa mujer de enfrente, estarían haciéndole gestitos a la de ésta vereda, o sea, a su pareja.

Parece que Foucault tenía razón: todo es un tema de posición. La fantasía, por definición, está afuera. A los infieles no les importa quién sos, les importa dónde estás. Y si estás tranquilita en su casa, olvidate que fantasee con vos.

Creo que, siguiendo esta bestial generalización, los hombres fieles pasan también por estos dos estados (el de desplegar todas sus armas de seducción, y el del desinterés de lo conquistado) pero con la misma persona en las distintas etapas de la relación.

A ellos, cuando están en pareja, los entusiasma pensar en las mujeres que no tienen. La fantasía es ser infiel. Lo divertido mirar a las mujeres que pasan enfrente.

A ellas, cuando están en pareja, las entusiasma conquistar y reconquistar a su pareja. La fantasía es poder realizarla con su pareja. Lo divertido lo piensa en función de él.


Conclusión: el hombre siempre está en ventaja, aunque sea el que piense hacia afuera.
 
 ¿Cómo es posible que prosperen estas parejas?
¿Ella mirando adentro, él mirando afuera?


Creo que de una sola manera: cuando ella aprende a hacerse la boluda.

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